Cada año se desechan toneladas de pilas y baterías que van a parar a vertederos, a rellenos sanitarios o a acuíferos, contaminando el subsuelo por filtración y, en consecuencia, las aguas subterráneas que nutren a infinidad de plantas y animales. De esta manera también amenazan directamente a las comunidades humanas cercanas. Está en nuestra mano frenar este proceso.